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Este alimento es conocido de diferentes maneras, col crespa, col rizada o kale portuguesa, aunque su nombre botánico es Brassica oleracea. El kale, es una variedad de col, pertenece por tanto a la misma familia que la coliflor, el repollo, el brócoli y las coles de Bruselas. Es una planta que alcanza entre los 30 y 40 cm de altura.

Su cultivo comenzó en las costas oeste y sur de Europa, extendiéndose más tarde al resto de Europa, Estados Unidos y Japón. Hoy en día su uso para consumo humano ha crecido vertiginosamente y vemos su presencia en variedad de batidos o smoothies o platos, sobre todo, veganos.

Si la habéis visto alguna vez o la habéis comido seguramente la reconozcáis con facilidad. Su aspecto es inconfundible y llamativo, ya que sus hojas forman una especie de volante rizado. Posee un color verde oscuro que puede llegar a adquirir una tonalidad casi púrpura. Su sabor también es muy especial,  combina a la perfección con la mayoría de alimentos.

Propiedades del kale

Lo más especial que tiene es que se trata de un súper alimento por lo sumamente nutritivo que es. Vamos a hacer un breve repaso de todas sus propiedades…

Empezamos destacando las vitaminas A, K, C, B1, B2, B3 y B6, las cuales son muy necesarias en nuestra alimentación diaria. Estas nos ayudarán a conseguir proteger mejor el organismo frente a los ataques del exterior y del desgaste que causa enfermedades en diferentes partes como el corazón, la vista, órganos internos… Por ello su ingesta contribuirá a mejorar considerablemente nuestra salud.

También contiene cantidades elevadas de minerales como por ejemplo el calcio, necesario para conseguir unos huesos fuertes, además de tener una presencia constante en las funciones celulares. El magnesio es otro mineral que nos aporta y nos ayudará a evitar diabetes tipo 2 y enfermedades del corazón. El potasio, que es también bueno para el corazón y para mejorar la presión arterial. Y por supuesto no hay que olvidar, que aunque en menor medida, nos aporta cobre, hierro o fósforo entre otros.

Además, es una fuente importante de antioxidantes naturales necesarios para el organismo como el beta-caroteno, flavonoides, polifenoles, quercetina… todos ellos nos ayudarán a evitar la oxidación celular. También sus altas dosis de luteína o de zeaxantina hacen que protejamos tejidos como ojos y demás mucosas del organismo. Así, frenamos el envejecimiento prematuro del organismo y la aparición de enfermedades como cardiopatías, colesterol, cáncer…

En último lugar no hay que olvidar que al ser un alimento de origen vegetal es bajo en grasas y rico en agua y fibras. Gracias a esto saciamos el apetito mientras no estamos aportando al organismo apenas calorías de ninguna especie. Así lo mantenemos depurado y libre de toxinas, ya que la fibra y el agua nos ayudarán a eliminar todas las sustancias de desecho que pueden estar entorpeciendo el organismo.

Por todo esto es por lo que se le llama, de manera legítima, un súper alimento. En resumen, a nivel nutricional, el kale más completo imposible.

¡Cocinamos con Kale!

Si no lo conocíais es posible que no se os ocurran recetas o que os preguntéis dónde comprar kale. Pero, como otros vegetales, es de muy fácil utilización en la cocina y cada vez más lo tenemos en todo tipo de supermercados.

Puede emplearse tanto fresco como cocido. Sus hojas son la parte más usada y donde se concentran la mayor parte de los nutrientes que aporta el kale, aunque también se pueden emplear los tallos.

Nosotras solemos consumir el kale fresco en hamburguesas y ensaladas. Pero si prefieres cocerlo hay que hacerlo sin sumergirlo en abundante agua para que no pierda sus minerales y vitaminas hidrosolubles.

En la cocina, se puede emplear el kale de muchas formas; por ejemplo podemos elaborar un salteado junto a otras verduras o bien, podemos preparar una salsa junto a una gran variedad de ingredientes como el tomate o el pimiento rojo para acompañar una pasta o un arroz. También es posible añadirlo a guisados, tal como haríamos con otras coles que se suman a un potaje, o mezclarlo con un puré de patatas para añadir nutrientes, fibra y buen color y textura.

Otra alternativa es consumir su zumo elaborado con hojas frescas o preparar un batido o smoothie verde empleando sus coloridas hojas como ingredientes. Si lo empleamos fresco, lo lavamos muy bien y lo troceamos con cuchillo o simplemente con las manos podemos añadirlo a cualquier ensalada, le dará un toque vistoso y transformará nuestro plato en una comida con mucho valor nutricional.

Nosotras usamos el kale en muchos platos de nuestra carta y nos da un resultado genial; llevan kale nuestra hamburguesa provenzal y nuestra hamburguesa de vetiella, también la ensalada de quinoa y la aragonesa y por último, aunque no menos sabroso, nuestro smoothie de frutos rojos.

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